un blog…? para qué?

La idea me la dio mi esposo hace un par de años y no le di mucha bola. Me sonaba distante, frío, cibernético y que no iba mucho conmigo. Yo quería escribir, de hecho siempre lo he hecho, yo quería publicar, de hecho también lo he hecho. Pero no tanto como quisiera. Todos los que escribimos es porque necesariamente queremos ser leídos. Muchos cuentos, decenas de poemas, artículos no publicados, ensayos no terminados… necesidad extrema de expresarme.

¿Para qué? Para ser escuchada.

La segunda vez que me dieron la idea fue en diciembre en el restaurante Panchita. Estábamos celebrando el fin de año, y la visita de Mayi, con unos queridos amigos publicistas. Mayi regresaba de España y la llevamos a uno de los nuevos restaurantes de Gastón Acurio. Entre chilcanos y anticuchos nos pusimos al día de nuestras vidas e inquietudes. Mi inquietud seguía siendo escribir y ser leída. Mayi me aconsejó crearme un blog. La idea me quedó sonando, hice algunos intentos fallidos y este domingo decidí que de hoy no pasaba.

Isabella, mi hija de 13 años, me ayudó a seguir los pasos para crearme uno. Claro que la paciencia ante mi falta de agilidad cibernética, no fue su mejor compañera, y después de muchos mamá no es tan complicado, explora tú sola logré crearme mi blog. Me sentí feliz con este primer paso. Luego, sucedió lo que tan bien describe el tutorial de wordpress (si, me metí al tutorial, todo un mérito para mi que odio seguir instrucciones) como el momento de confusión sobre el tipo de contenido que deseo compartir con el mundo!!!

Los consejos son diversos para focalizar nuestra atención en lo que queremos comunicar, los temas a explorar y la audiencia a la que queremos llegar. Qué decimos y a quién se lo decimos.

Comparto con ustedes el ejercicio que hice para encontrar mi foco y, de paso me reafirmo en lo que muchas veces aplico en la vida : Agarrar un lápiz y un papel y apuntar lo que quiero, siento o deseo. También sirve para apuntar lo que no queremos más en nuestra vida, lo que queremos cambiar en nosotros o mejorar de nuestro día a día. Cuando las cosas están en blanco y negro son mucho más fáciles de visualizar y, en consecuencia, de poner en práctica.